Que abrem ventanas y segredos.
Invisibles formas silenciosas
me fue hurtando mi mundo: amarillas,
rojas, verdes, blancas,
negras, de todos los colores, tranquilos y inconcembibles...
Y solo prisionero de mi ocaso,
sonoliento hable mas una vez con la muerte,
despojado en el polvo,
en el mármol de una tiniebla,
sin saber decir las cosas
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